Una Pintura De La Felicidad
Kıymet Coşkun
10 de Diciembre de 2008
Es un placer haber sido invitada por la Fundación instituida en honor al poeta cubano Nicolás Guillén y estar junto a ustedes en el día de hoy. Hace 47 años el poeta turco Nâzım Hikmet visitó este país, esta ciudad, me emociona hoy seguir sus pasos. Nosotros los turcos, somos un pueblo que siempre ha respetado y querido al histórico líder cubano Fidel Castro. Nuestro poeta Nâzım Hikmet al comentarnos la gloriosa lucha del pueblo cubano, su resistencia, victoria y felicidad, contribuyó a la formación de nuestros sentimientos.
El Reportaje en La Habana de Nâzım Hikmet o ¿Pudieras pintar la felicidad?, título bajo el cual le escribiese a su amigo el pintor Abidin Dino, fue incluido en la serie de poemas que realizara durante el año 1961 con el nombre de Saman Sarısı. Este poema nos hizo memorizar para siempre el entusiasmo y la felicidad del pueblo cubano. Esta serie de poemas de «La felicidad y la pintura de Cuba» son muy escuchados actualmente y nos hacen sentir de corazón a Cuba y a los cubanos.
Nâzım Hikmet revolucionó la manera de pensar y la literatura turcas. Logró que se transformara la estructura de la poesía turca de la época; en lugar del idioma Otomano utilizó el idioma turco que hablaba el pueblo; simplificó sus poemas, a fin de facilitar una mejor comprensión por todos, además de expresar sus ideas directamente y sin rodeos. No obstante, en lugar de abundar en los aspectos literarios de los poemas de nuestro poeta popular Nâzım Hikmet, prefiero más bien ahondar en los inicios y el desarrollo pacifista de su obra, que son más palpables en sus poemas. Me gustaría valorar el enfoque pacifista de las obras de nuestro multifacético poeta. Esta valoración nos ayudará a comprender la marcada influencia que tuvieron las vivencias que experimentó durante su infancia y juventud, etapas en que comenzó a componer sobre la primera guerra mundial y sobre nuestra guerra de liberación.
Cuando analizamos la época en que Nâzım Hikmet se creó su opinión del mundo, apreciamos que comprendió, fundamentalmente después de la Segunda Guerra Mundial, que las guerras_ muy a pesar de que él mismo las analizara desde el punto de vista de la liberación e independencia_ no significaban otra cosa que una gran masacre. E incluso que se tratase de destruir el futuro con el despliegue de una carrera armamentista aumentaba aún más su dolor. Creía en la posibilidad de un mundo sin armas. Creía en que se debía invertir en los valores humanos y no en las armas : en el ser humano que constituye la esencia de la sociedad y que solo puede existir como sociedad.
Este gran hombre nos llenó de esperanza con la sencillez, entusiasmo y sinceridad de sus poemas. Como consecuencia, su visión universal se mantiene vigente en todas las épocas.
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Nâzım Hikmet, nació al inicio del siglo pasado en Selanik, que en aquel entonces pertenecía al Imperio Otomano. Era el hijo de una ilustre familia. Sus abuelos eran personas muy conocidas en el mundo intelectual de la época y a la vez tenían cargos en la burocracia Otomana. El propio hecho de que su familia se mantenía al corriente de la política nacional e internacional contribuyó grandemente en el desarrollo intelectual de Nâzım Hikmet. Uno de sus abuelos, el Sr. Enver Paşa, era especialista en idiomas. En la casa de su abuelo paterno, el Sr. Nazım Paşa, tenían lugar tertulias literarias que contaban con la participación de ilustres patriotas y escritores. Nâzım, hijo de una madre que gustaba de la pintura, recibió una educación de conformidad con los cánones de la cultura francesa y creció en un ambiente artístico y literario a la vez que participaba en las tertulias que organizaba su abuelo.
En el periodo en que el caduco Imperio Otomano estaba a punto de colapsar y combatía en los cuatro frentes, los movimientos nacionalistas que habían surgido en el siglo XVIII entraban en auge. Los pueblos del Cáucazo y Los Balcanes estaban enfrascados en liberarse del Imperio. Eran los tiempos en que se fundaban nuevos Estados y cuando sus poblaciones musulmanas (turcas) eran arrancadas de sus tierras y obligadas a emigrar. Las personas abandonaban todos sus bienes para salvar sus vidas y aún así eran víctimas de la persecusión y el asesinato. Dichos desplazamientos acarreaban tras de sí pobreza, miseria, enfermedades y muerte, imágenes que fueron capturadas por la pluma de nuestro poeta y transmitidas a nuestros días en los poemas de su niñez.
Sin lugar a dudas, los debates y acciones que se sucedieron con motivo de las presiones ejercidas por los países imperialistas a fin de repartirse los territorios del Imperio Otomano así como el respaldo que brindaron a los movimientos nacionalistas, influenciaron mucho al pequeño Nâzım. Durante la Primera Guerra Mundial, los ejércitos liderados por Inglaterra intentaron apoderarse de la capital Otomana; no obstante, fueron neutralizados en Çanakkale. Si bien la ardua batalla que allí se libró culminó con la derrota de los países imperialistas (invasores) a la vez desgastó al joven y adiestrado ejército del Imperio.
Entre estos jóvenes estaba un tío de Nâzım de nombre Mehmet Ali. Aún pequeño, Nâzım sintió por primera vez en su corazón el peso y la conmoción por la muerte. La furia y el dolor de la guerra fueron plasmados con mucha emoción en los primeros poemas de su infancia. Más adelante en un reportaje hablaría de esos tiempos: «Mi tío fue un héroe de la Primera Guerra Mundial en Canakkale. Amaba a mi patria y había escrito un poema sobre la guerra.»
Posteriormente, su familia lo envió al Instituto Militar Deniz Lisesi. En sus primeros años de juventud su país estaba ocupado al igual que su ciudad, Estambul. El maltrato y las presiones ejercidas por el ejército de ocupación al pueblo marcaron su vida. Años después comentaría: «Escribí algunos poemas contra los ocupantes. Creo que no eran malos.»Transcurridos algunos años escribió el siguiente fragmento de sus poemas Kuvayi Milliye Destanı:
Poco después participó en la guerra de liberación iniciada en Anatolia por Mustafa Kemal y sus amigos. Solo tenía 18 años cuando llegó a conocer al pueblo de Anatolia. En el prefacio de un libro que publicó años más tarde comenta sus sentimientos: «Con 18 años de edad fui a Anatolia. Pude conocer la Guerra y mi patria desde cerca. A caballo y con armas muy antiguas y hambrientos, luchaba el pueblo turco contra los griegos quienes contaban con el apoyo de los ingleses y franceses. Me impresionó sobremanera, sentí miedo. Amé a mi patria, fui su admirador…» Podemos leer sobre la resistencia del pueblo en el poema Kuvayi Milliye:
Aunque solo escribiera sus vivencias de esa época años después, nos podemos referir a su producción literaria de la época como obras de su niñez y juventud. El tema principal de los poemas que Nâzım Hikmet comenzó a escribir cuando tenía 11 años de edad era la guerra, la destrucción que provoca, el dolor, la muerte, la furia, la derrota y las ansias de victoria. Esta victoria era la necesaria para lograr un país soberano, fuerte y digno. (En sus poemas de esta época expresa sus sentimientos de amor a la patria, de amor en términos generales y del feo pero cariñoso gato de su hermana menor). Muy a pesar de que en estos poemas se aprecie una valoración infantil, su esenciano es más que el amor y el humanismo.
El nuevo mundo que conoció Nâzım Hikmet al viajar de Anatolia a la Unión Soviética marcó el comienzo de una etapa que revolucionó su vida. Se reunió en Moscú con jóvenes de todo el mundo. Conoció a Mayakovski, uno de los grandes exponentes de la poesía. Tuvo la oportunidad de conocer la Revolución de Octubre y su espíritu, lo cual apreció ciertamente. La lucha de su pueblo en Anatolia y el apoyo amistoso de la Unión Soviética durante la guerra de liberación, lo hicieron interesarse por ampliar sus conocimientos acerca de este país. Los conceptos de libertad, igualdad y la lucha de clases que tenían los jóvenes Espartacos que conoció en Anatolia, estaban vigentes en la Unión Soviética.
Tenía un punto de vista social con una mirada patriota. Los poemas que había escrito anteriormente sobre el patriotismo y la independencia se centraban en las luchas de clases. Y su enfoque central se regía por opiniones del pueblo, y se manifestaba en contra de la guerra, la colonización, la presión, la pobreza y la miseria.
Después de la fundación de la República Turca, (debido a los procesos judiciales realizados en su contra en ese entonces, se vio obligado a viajar al exterior) fue muy querido por los escritores y por el pueblo de su recién fundada nación. Uno de los trabajos que realizó durante su estancia en la Unión Soviética fue para el teatro. Desde entonces y al regresar a su patria estuvo vinculado a esta manifestación artística. Las obras de teatro de su autoría, se exhibieron en los teatros de Estambul. Sus poemas fueron publicados por diversos órganos de prensa y también se plasmaron en cuadernos de trabajo. Sus libros se continuaban publicando y los discos con las grabaciones personales de sus poemas pasaban de mano en mano.
Debido a sus ideales fue enjuiciado y sentenciado a cárcel. En prisión continuó escribiendo sobre su país y el mundo. En sus publicaciones y poemas, convocaba al pueblo a oponerse a la guerra. En el mundo se vivía una época de auge del sistema fascista. La Guerra Civil Española había comenzado, a la vez que en Italia y Alemania Mussolini y Hitler tomaban al poder respectivamente. El fin de la Primera Guerra Mundial no hbía puesto fin a los problemas que existían en el mundo y las aguas no habían tomado aún su nivel. Los países que se pensaban menos beneficiados con la nueva repartición de las riquezas del mundo, anunciaban una nueva guerra. Fue entonces que Nâzım Hikmet asumió la tarea de alertar a la a la humanidad de esta nueva amenaza que sobre ella se cernía.
Siempre que alertaba al resto de las naciones y hacía referencia a su pueblo, el turco, aducía que este apoyaba la paz. «El pueblo turco está en favor de la paz. El pueblo turco no tiene ansias de expansionismo ni pretende realizar conquistas de otra índole por medio de la guerra. Si el pueblo turco vuelve a la guerra, lo hará únicamente para evitar volver a padecer la opresión que sufrió de 1918 a 1920.» (SF 52)
Al analizar sus obras de este periodo, podemos constatar que se preocupaba sobremanera por problemas que se desatarían en el futuro. Cuando abordaba la amenaza que representaba el flajelo de la guerra y la carrera armamentista destacaba la importancia de que las futuras generaciones se desarollaran al margen de tales problemas. E incluso adujo que constituía un grave error fabricar juguetes relativos a la guerra; a saber, tanques, cañones o incluso los soldaditos de plomo tan de moda entonces. Añadió además que tales juguetes se debían destruir y vaticinó que no era correcto enseñar a los niños juegos de guerra.
«Fui a ver la multitud que estaba frente a la juguetería. ¡Qué veo…! Hombrecitos de plomo, pequeños tanques y cañones. Pudieran preguntarse qué hay de malo en esto. ¿Acaso no había soldados en nuestra niñez?… Sí, había… Pero hay mucha diferencia entre los juguetes de ayer y los de hoy. Los soldaditos de plomo de nuestra infancia tenían uniformes ceremoniales coloreados en rojo… Sin embargo, los que vi ayer se herían con las bayonetas unos a otros, había otros heridos, algunos que luchaban por salvar sus vidas e incluso otros muertos…» (A.g.e. S55)
Decía que la guerra no solo traía dolor, destrucción y pobreza a su pueblo, sino al resto del mundo, por lo que debía eliminarse de todos los proyectos de vida. Anhelaba un mundo justo, equitativo, libre y sin pobreza. Lo creía posible y por ello dedicó toda su vida a este fin.
Durante los años que permaneció en prisión, escribió sus poemas bajo el nombre de «Memleketimden İnsan Manzaraları» (Paisajes de la gente de mi país) considerados en la actualidad una de sus obras maestras. Comparable incluso con un largometraje para el cine. En esta época estalló la Segunda Guerra Mundial que causó la muerte a millones de personas. Esta guerra que vivió dentro de las cuatro paredes de su celda, quedó plasmada en sus poemas.
Nâzım habló de los sucesos de la guerra a veces siguiendo la misma desde el fondo del mar «Observé los timoneles de los barcos, estaban alarmados y tenían miedo.» A veces le hablaba a Zoe que protegía su patria de los Nazis;
Nâzım también fue la voz del joven etíope que le habló a su esposa Taranta Babu sobre su honor pisoteado por las botas de Mussolini y sobre los valientes patriotas que luchaban en contra de Franco en España.
Nâzım, también fue el Gabriel Peri fusilado en Paris por resistirse a los Nazis, y también fue Beloyannis, el hombre de clavel que fue fusilado durante la guerra civil en Grecia. También habló de Paul Robeson linchado durante la cacería de brujas que iniciase McCarthy en los Estados Unidos.
A pesar de que nadie le obligara, amaba hacer cosas por el bien de personas a las que nunca vio o conoció. Siempre pensó que hacer algo por amor al prójimo constituía la esencia de la vida.
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