- Angina De Pecho
- Don Quijote
- El Gigante De Los Ojos Azules
- En El Sudor Y En La Sangre
- Hotel Bor
- Mehmet...
- Sexta Carta A Taranta-Babu
- Rubais
ANGINA DE PECHO
La mitad de mi corazón está aquí, doctor,
pero la otra mitad se encuentra en China,
en el ejército que baja hacia el río Amarillo.
Cada mañana,
cada mañana con el alba,
mi corazón es fusilado en Grecia.
Y cuando el sueño rinde a los presos,
cuando se alejan de la enfermería los pasos últimos,
mi corazón se va, doctor,
se va hacia una vieja casa de madera, allá en Istanbul.
Además, doctor, hace más de diez años
que no tengo nada en mis manos
para ofrecer a mis hermanos;
tan sólo una manzana,
una roja manzana: mi corazón.
Por todas estas cosas, doctor,
y no por culpa del arteriosclerosis,
ni de la nicotina, ni de la cárcel
tengo esta angina de pecho.
Desde mi cama
Contemplo la noche tras de los barrotes.
Y a pesar de todos estos muros
Que me aplastan el pecho,
mi corazón palpita con la estrella más remota.
Versión de Solimán Salóm
DON QUIJOTE
Caballero de la juventud in mortal:
a los cincuenta años se dejo arrastrar
por su idea, que latía en sup echo.
Una mañana de Julio salió a la conquista
de lo bello, lo recto, lo justo.
Ante sí: el mundo
con sus gigantes
tontos y malos.
Debajo: Rocinante.
Triste, pero heroic.
Yo lo sé
sip or azar cayeras en la pura nostalgia
y tienes además un corazón más blando que la nieve,
no habrá más caminos, Don Quijote mio, no habrá más
Hay que luchar con los molinos.
Tienes razón.
Sin duda, tu Dulcinea es la mujer más bella de la tierra.
Sin duda, hay que gritarlo a la cara de los hipócritas.
Te arrojarán a tierra.
Te apalearán ferozmente.
Pero tú, paladin invincible de nuestra sed,
Seguirás ardiendo como una İlama
Firme dentro de tu coraza de hierro.
Y Dulcinea se volverá doblemente má
Versión de Solimán Salóm
EL GIGANTE DE LOS OJOS AZULES
Era un gigante de ojos azules
que amaba a una mujer muy pequeña
cuyo sueño era una casita
que tuviera en su jardín muchas madreselvas.
El gigante amaba en gigante;
sus manos hechas para grandes trabajos
no habrian podido construir los muros
ni sacudir la campanilla
de la casa que tendría en su jardin madreselvas.
Era un gigante de ojos azules
Ama a una mujer pequeñita.
Ella —tan delicada— se cans pronto. Sobre el gran camino del gigante
ella tuvo sed de bienestar.
"Adiós", di-ella a los ojos azules,
y, cogiendose del brazo de un nuevo rico,
entr en la casa
que tenía en el jardín madreselvas.
El gigante comprende ahora
que los amores de gigante
no pueden estar encerrados
en la casita de las madreselvas.
Antonio Gamoneda
EN EL SUDOR Y EN LA SANGRE
Cantan los albañiles.
Edificar no es cantar una canción.
Es un asunto
mucho más difícil.
El corazón de los albañiles es una romería.
Hierve.
Sin embargo, la obra no es una romería.
Hay en ella lodo y viento y nieve,
manos qué sangran.
Ahí el pan no siempre es tierno,
no siempre el café está caliente,
a veces falta el azúcar.
Todos los hombres, ahí, no son héroes.
Los amigos no son siempre fieles.
* * *
Edificar no es cantar una cancíón.
Sin embargo, son chicos tenaces los albañiles
y el edificio crece y asalta a los cielos.
Alto, más alto, siempre más alto.
Ya en el primer piso
han colocado macetas con flores.
Y en sus alas, los pájaros
traen el sol al balcón del primero.
Un corazón palpita en cada ladrillo.
El edificio sube y crece.
Crece con el sudor y con la sangre.
(1955)
Versión de Solimán Salóm
HOTEL BOR
Imposible dormir, de noche, aquí, en Varna.
Imposible dormir:
por culpa de estas infinitas estrellas,
demasiado próximas, demasiado brillantes,
por culpa del gruñido sobre el arenal, de las olas muertas.
Su zumbido
y su nácar
y sus guijarros
y sus aguas saladas.
Por culpa del ruido de un motor, sobre la mar, tal un
[corazón que late,
por culpa de los fantasmas
Ilegados de Istanbul
surgidos del Bósforo,
que invaden mi habitación:
los ojos verdes de uno,
las esposas de hierro en los puños de otro.
Un pañuelo en las manos del tercero,
un pañuelo oloroso a espliego.
Imposible dormir, por la noche, aquí en Varna, oh amor
[mío,
en Varna, en el Hotel Bor.
2 de junio de 1957
Versión de Solimán Salóm
MEHMET...
En la orilla de enfrente, mi paìs.
Desde Varna te estoy llamando y mi grito se repite.
Me escuchas?
Mehmet, Mehmet.
Negra corre la mar, y nunca se detiene,
loca. nostalgia loca.
Te voy, llamando hijo mio, me oyes?
Mehmet, Mehmet
Versión de Solimán Salóm
SEXTA CARTA A TARANTA-BABU
Qedan a solas con su alma.
A nadie le dan nada de susu ojos.
No toman nada de los ojos de nadie.
Solamente los ciegos
quedan a solas con su alma.
Qué bello es amar la ascuridad.
La oscuridad es como Dios y es única.
La oscuridad es como la muerte.
No tiene color,
No teine ritmo,
No teine equillibrio la oscuridad.
Ciegos, profetas de la oscuridad,
Echad de vuestro lado, con vuestros palos,
a la multitud…
Qué bueno es estar ciego
y qué bello amar a la oscuridad…
Versión de Solimán Salóm
RUBAIS
I
Ocurre, canario mio, que entre tú y yo
no hay más que una diferencia de tamaño
Tú tienes alas y no puedes volar.
Yo engo manos y no puedo pensar.
II
Quién sabe, nosotros, quizá, no nos amaríamos tanto
si nuestras almas no se vieran de tan lejos.
Nosotros, quizá, no estariamos tan cerca,
quién sabe,
si la tierra no nos tuviera separados.
III
Se es tu amigo
o tu enemigo.
veces se te olvida
como si tú no hubieras existido nunca.
A veces no se piensa más que en tí.
Antonio Gamoneda